8.10.06

ESCASAS ALMAS (29-05-06) Vantaa-Helsinki


Vuelta a los 12 o 13 grados a las 5 de la tarde después de días ya de playa en el Mediterráneo. Un poco frío al inicio, pero el camino de tierra negra invita. Dejo a la izquierda un parque científico en el que las ratas juegan a baloncesto. Un puente como el de Mühlberg en Barcelona, dizque vital por su madera (como en el aeropuerto de Helsinki o de Copenhague), recoge los cadenciosos pasos sobre un cauce con patos, meandros y recodos de sombra. La naturaleza bulle junto a la ciudad gracias al curso marronoso del río. Me cruzo con unos pocos, me introduzco en lo que queda del bosque, ¿o será la ciudad la intrusa?, vuelvo del camino y me cruzo todavía con menos. Las calles son anchas y limpias, crudas. El bosque parece inédito. Oigo sólo a lo lejos los coches que pasan. Los coches no cesan de pasar y cada vez hay más ruido. La luz es la de las 8 de la noche, pero son las 5. A las 11 tendrá la auténtica luz vespertina. En un hora no veo ningún perro. Acabo rápido porque quiero ir a la sauna finlandesa. Es como cualquier sauna. Quizás porque es la sauna primigenia, la sauna madre. Sudo y paso calor. Ceno pasta en un restaurante de nombre Sevilla en Vantaa-Helsinki y menú inenarrable. Todo ha sido rápido, extraño y amenazante. Me voy de aquí un día antes.

No hay comentarios: