28.12.08

Letargo


"We jog through the older past of River Oaks, where the original oil families have had their big spreads for two and three generation...I love the mornings running past that rose garden with Jamie". Habla Billy de sus paseos corriendo por las zonas residenciales de Houston. Al viejo Zuckerman en Exit Ghost no le interesan Houston ni por donde corren. Le interesa Jamie que le ha despertado parte de lo que fue, un "male youth... blind with self-confidence and the virtue of knowing what matters most". Decrépito, piensa o intuye que revivirá mientras ella corre como si las gatas corrieran con su enamorado marido. Muñoz Molina "imagina a veces un tipo de escritura que tenga el equilibrio entre libertad y propósito que hay en una buena caminata: un impulso rítmico hacia delante y al mismo tiempo un dejarse llevar por las divagaciones y las incitaciones que se van encontrando". Mientras, los demás empiezan a desaletargarse de las pesadas sobremesas y el calor engañoso que amortigua el deseo del aire, del asfalto y de la tierra y sueñan con horizontes diáfanos y kilómetros de ritmo mantenido y, si es posible, exhultante. La divagación y la observación son lejanos apéndices del deseo que el viejo no quiere perder. El deseo es también un eco de escepticismos voluntariosos que se presenta la tarde del domingo, insospechado.

21.12.08

Introspección II


A falta de andares o carreras y pasadas las gripes, otros estímulos rondan la imaginación. Falta muy poco para los días especialmente digestivos y sin viaje en lontananza hay otros recurso que suplen trotes lejanos. En este caso es el álbum de flickr Tipografía regional. Fantástico recorrido por más estéticas que se están yendo sin ser todavía pasto de erudición o de patrimonialización. El trabajo es sobre tipografías, aparentemente, pero es a su vez el inicio de una indagación sobre el paso del tiempo, el paso de las modas y el paso de las costumbres. Parece que en Pontevedra, donde estuve hace no tantos años en período de barbecho corredor, se conservan mejor las que ahora pueden considerarse las sempiternas esencias de la ciudad o los "genius locii" mejor que en otro sitios como la mía, donde su desaparición ha sido fomentada de manera sistemática. No obstante, ese regusto antiguo se puede encontrar. Sólo hay que buscarlo fuera de la pretendida viveza de la escritura del comercio. Circula por la tarde por mis barrios, por los que son o por los que van a desaparecer dentro de poco y el perfume rancio de la tarde de invierno anudará tu esfuerzo y acogotará tu espíritu. Son esos los restos de un pasado que empieza a ser lejano pero que sigue pesando lento, muerto y pobre en los desconchados de las paredes y en las fachadas restauradas.

13.12.08

Introspección

Encuentro a los de los lugares olvidados y a los de lo mismo en Holanda y en inglés. Leo los blogs, veo las fotos y me intimido en un inicio. Hay estética actual y actitudes contemporáneas. Algunas imágenes son espectaculares.
El otro día viajábamos en el tren y percibíamos la misma longitud de onda: territorios desolados entre cables, hormigón y acero. El verde intenta aparecer siempre, el graffiti es consustancial y la suciedad parece una impostura. Siempre el sol es claro.
Reviso lo escrito estos años y no hay nada que se le parezca. No obstante, el paisaje me resulta familiar. He recorrido parques a la tarde y a la mañana, puertos y playas, urbanizaciones y murallas, centros de ciudad y polígonos industriales. No me adentré por parajes inexplorados y si lo hice fue con aprensión y sin voluntad de ver, sólo huir. He visto la foto inversa de las industrias y de los cementerios industriales olvidados simplemente unos años antes. Es la sensación de las mañanas extrañas en los países raros. Hay algo lejano pero común con las investigaciones y las fotos del idolatrado W.G. Sebald, o al menos eso es lo que me hubiera gustado haber hallado. Faltaron tiempo, talento y ganas.
El pretencio es lo que tiene.

11.12.08

El embudo. Vielha

Voy desde Baqueira a Vielha. El camino es hacia abajo. Engaña la aparente facilidad del paso y de los tiempos intermedios. No se sabe si es preferible ir más rápido o controlar. Correr más rápido o correr de manera regular. Es ese el dilema del embudo. El camino va junto al río. Siempre hacia abajo. Las escasas subidas son engañosas porque detrás de ellas sólo queda la bajada. El sol de invierno prueba de calentar, pero no puede ir más allá del intento. Los coches pasan de frente a más de un metro de distancia. El camino es seguro pero en una rotonda uno pasa muy cerca. Tengo una cierta urgencia por llegar. Es cierto que los músculos, no acostumbrados a tanta bajada, se resienten. No llegaré nunca al umbral óptimo de trotar y desaparecer, trotar y gozar. Mi cabeza y mi estómago perciben el embudo. Las montañas están engulléndome como desde el inicio de todo esto.