24.3.07

Velar por el Locus Amoenus.Mallorca


El recurso horaciano es el tópico esperable en la primavera mediterránea. No obstante, es fantástico cuando se halla. Hete aquí que entre los olivos, las almendras y los frutales crece la hierba que comen los corderos mallorquines. Ellos balan cuando paso. Sus sonidos apagan algún ladrido lejano. El rumor de la carretera ya se ha amortiguado. Hace dos semanas que no corro y mientras me acomodo hasta sentir únicamente la respiración apoyada en mi ritmo, las nieblas matutinas se disipan. El poeta renacentista suspendía el tiempo entre sus huertos idílicos. Aquí, en el paisaje levemente domesticado, las liebres brincan por doquier. Jamás había visto tantas. ¿Cómo se llama el canto de las liebres? Inconu. Me estremezco y busco con presteza un terreno más sólido. Acabo en un arcén con nuevo asfalto de una carretera inmaculadamente negra.

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