22.5.09

Contrareseña. O la dignidad gafapastista.


Pues es una suerte que haya comentarios como el que sigue, que es el segundo del anterior post y en el cual el amigo sinaloense se desparrama. Nada más que por eso, trato preferente, y además va del correr:
NOTA: lo de la avispa y la mariposa lo cogí de una reseña sobre el libro de Norman Mailer sobre Clasius Clay, que no es la que está vinculada, advierto

Hace menos de dos meses estuve en casa luego de tres años de ausencia. Un tema al que recurro últimamente. El paseo por casa hizo posibles momentos varios. Primero, claro está, ver a la familia. Después, casi con la misma importancia, ver el puerto en el que crecí y del que, a pesar de las filiaciones primer-mundo estoy, de forma real o fabricada, enamorado. Lo demás fueron dos semanas iniciales jugando al asunto de la escritura. O lo que sería algo similar jugando a los epitextos y los peritextos. (Hago amagues, salto la cuerda, subo y bajo escaleras; pierdo sólo medio kilo). Fue una buena experiencia. Mirar el ejemplar impreso sólo unas horas antes de presentarlo. Llenar el ágora improvisada a los pies de un kiosco en la plazuela donde se hace una feria sobre libros. Una feria a la que asistí ya muchas veces. Como lector adolescente primero, luego como currante librero de ocasión y ahora, como novel autor. De lo que se dijo y de lo que se intentó allí poco vale la pena traer a cuento, aunque sea eso lo que hace prudente este comentario. Sólo reiterar una insistencia pertinente ahora con eso del contrareseñismo: ejercicio. (Abdominales, sentadillas, bicicleta; ni un kilo). A pesar del ejercicio lo menos loable sería pedir entonces indulgencias que apelen a la juventud del autor. Nada de eso. Pero sí insistir en la inocente, no por eso menos genuina, necia, creencia en los proyectos de obra. Entonces lo común de los agradecimientos: el atrevimiento de las citas del crítico, la figura esa, de la avispa y de la mariposa y, sobre todo, el futuro que se augura, idea en común con la inocencia de la obra-proyecto.
Aquí también el punto y aparte necesario, el legítimo gafapastismo. Las pretensiones no son intelectuales, encima de ellas se empeñan las creativas por un asunto sencillo. El joven autor, embelezado sí por los proyectos, por las formas, por las estructuras, por las elucubraciones ombligistas, que, si acaso son en apariencia actuales se intentan ya desde hace demasiado, no es capaz de afiliarse a los intelectuales admirados, no hay verdades disponibles en su mochila negra. No hay oportunidad para hablar más allá de lo poco que pasa por delante suyo, llamémoslo falta de experiencia, llamémoslo modestias falsas y modestias verídicas. Ahora, el argumento es ese. (Salgo a correr al parque, hago calistenia; apenas kilo y medio, ya es bastante.) Agotado por el ejercicio, tal vez me coma un chocolate y la rutina agotadora se prolongue más sesiones. A fin de cuentas es que soy bajito y hacer cintura me resulta un poco más difícil, será por que los kilos que subo se me notan muy rápidamente.

Por aquello de que yo tampoco me lo creo, puede consultar un apunte metaliterario en el siguiente cerrado y muy poco bloguero espacio:
http://archivohashed.blogspot.com/

2 comentarios:

Nombre dijo...

Me ha llamado la atención el concepto de "archivos dispersos" (quizá porque hace poco divagaba sobre mi propia "biblioteca caótica"). Ahora me doy cuenta de que mis archivos también son caóticos.

Me gustaron los apuntes deportivos. Sin dudarlo muestran que su plan de entrenamiento también es caótico (algunos también lo llaman "anarcoplan").

Todo esto suena muy poético, pero parece que también despertó curiosidad entre los científicos.

http://es.wikipedia.org/wiki/Teor%C3%ADa_del_caos

Pero bueno ¿quién ha dicho que las matemáticas no son poesía?

Juan PEDREGOSA dijo...

Es una pena pero quien tiene que hacer el comentario es el autor del texto, el gran JB BALLANTINE.
¿Qué no es poesía? Leía ayer en Robin Lane Fox, en su "Travelling heroes" que las guías para conocer los viajes de los griegos del s. VIII a.c. son la cerámica y la poesía. La poesía y la ciencia, la poesía y el caos, la poesía y correr, voilà¡.