8.11.06

Santones en la Mar Bella (7-11-06). Barcelona


Cuando las costumbres se repiten invariablemente se convierten en ritos cotidianos. El rito de tener ganas, el rito de no tenerlas, el rito de preparar la bolsa, el rito del desnudo, la vaselina, la ropa y las zapatillas. El rito en las carreras del dorsal o la meada del miedo. El rito siempre del reloj a cero. El rito de calentar, sentirse bien y sufrir. El rito de estirar y ducharse y volver a hacer la bolsa. No sé si sentir la brisa de la playa de la Barcelona es también un rito. Seguro que no. Posiblemente lo será el almuerzo mirando al sol con las piernas cruzadas de la colección de personas que salen del pabellón de la Mar Bella. Caras de plenitud ante las olas y el viento y más que vagos sentimientos religiosos. Oigo esta vez en los auriculares una poderosa voz negra que me acuna y me lleva. ¿Es el mito de la borrachera del corredor, de las endorfinas desatadas o es el rito de una cierta renovación cotidiana, necesaria y a veces urgente?

No hay comentarios: