6.5.10

El turista descarriado (Chapeu el esmirriau)





Chapeau (pronunciado cha-pe-a-u), el turista INTERESADO en desentrañar el indescifrable sabor local, descubrir los  secretos guardados, visitar  lugares recónditos y advertir las  bellezas no evidentes, se aventura por los caminos de la zona llevado por su intuición intrépida. CONSOLADO a medias con las espléndidas vistas, niega el sentido estético  a la  tamaña cantidad de papeles, latas y restos de envoltorios que salpican la montaña encima del famoso parque.  ABSORTO ante el espectáculo de la dejadez entre la irregularidad vegetal de su entorno, no sabe qué pensar ante los árboles raquíticos que se acunan entre piedras de granito. El camino es un lecho grisote con cacas de todos los tamaños que se transforma en vereda triscadora y que le lleva a lo que podría ser una especie de ermita abandonada y que es una ermita en efecto y que no está abandonada tampoco. Más EXTRAÑADO baja el senderito, esquiva la antigua cantera y se encuentra lo que pudieran ser o restos de una excavación ibérica o una antigua pista de petanca.  En verdad, no sabe que es una antigua forma de asentamiento humana, la base de una construcción prototípica y documentada en otras zonas de similar composición social e histórica: la base de un kiosko de fritangas, la Churrería del Carmelo, desaparecida por mor de la biología o del progreso, después de más de 40 años de servicio a la comunidad. CONTRARIADO por su incapacidad, Chapeau se adentra en el Delicias, pide una cerveza y observa los platos ubérrimos de patatas en salsas bicolores que devoran con satisfacción los habitantes. Se atreve con ellas  y al salir descubre junto enfrente que la línea de autobús que le ha transportado también tiene allí su parada. RECONFORTADO, se sube al primero que pasa en busca de la jungla de asfalto doméstico que es mi ciudad y nota allí cuando ha abandonado las curvas y las vistas en el viaje de vuelta, al ajo salsero incrustado en su estómago, laringe, epiglotis y píloro, impasible el ademán e inasequible al desaliento.


 

 

3 comentarios:

Nombre dijo...

Interesado, consolado, absorto, contrariado, reconfortado. Esas sensaciones merecen la pena nuevas visitas. Eso sí, llévate un antiácido contigo. :-)

Unknown dijo...

Con el añadido que los restos de la churrería ya han desaparecido: han sido tapadas por el cemento.En inglés y en algunos países latinoamericanos llaman concreto al cemento. Pues eso, la modernidad no era algo abstracto sino tangible.

Nombre dijo...

Uy, no, entonces yo me equivocaba. Lo que cuentas es horrible. Ya no queda lugar para recordar el tiempo. :-(