2.7.09

La mano baja lenta. La Monumental. Barcelona


Y el diestro corre. No huye, busca la distancia para provocar alegre la embestida. Es el único arrebato diferente a los otros, verticales y circulares. El toreo, como el baile, es arte del caminar. Quien no lo entienda así hace remolinos que no mueven el aire, mero gesto barroco aunque el toreo sea una danza de vueltas. El torero traza emocionados pases precisos. La serenidad es el desmayo. No quiere alargar, quiere descender. Está buscando el centro del universo. El toreo es un arte del caminar que no necesita de piernas sino de manos que alivien los caminos. Cuanto más abajo, más ciertas, más cerca nuestro. Hace años lloró, hoy las lágrimas eran de otros.

5 comentarios:

Juan Manuel dijo...

Ya sabes que no sigo los toros, pero con esta bella descripción, tan elegante como el toreo de José Tomás, casi me animo a sacar una entrada.
Un saludo
Juan

Juan PEDREGOSA dijo...

te hubiera costado un poco, company.
Más elegante es el toreo de Aparicio. Si puedes entrar en los vínculos al post, creo que merece la pena

Juan Antonio Domingo dijo...

El problema es el contraste. Arte en el movimiento del torero pero atrezzo con olor a urinario y heces.
Bellas palabras las tuyas para algo que está entre el arte y la caspa.

Juan PEDREGOSA dijo...

That's life, bro..
El contraste no es el problema sino todo lo contrario: es lo que hace realmente interesante (por no utilizar otro adjetivo más superlativo) la fiesta.

... te olvidas del olor de la sangre, que también huele, del sudor ambiente, de los caliqueños, de la suciedad de los asientos.
... te olvidas del paisanaje, y más en Barcelona, pura reliquia

Juan Antonio Domingo dijo...

Correcto. Nada más lejos de ser irrespetuoso. Pero es que después de entender lo que puede significar dar dos naturales o recibir a la bestia de media tonelada de rodillas, se me antoja poco glamuroso el banderillero cincuentón barrigudo con carrera prieta de huevera en salto de barrera a lo Dick Fosbury.