Me molestan mis piernas aunque el asiento del avión de British Airways de Londres a Bruselas es amplio y ha pasado un día del esfuerzo y cuatro horas de los momentos de tensión en los que intentaba estimular (o no aburrir) a los de mi ramo. Ahora noto las piernas punzadas, un poco pesadas. Las articulaciones aguantan pero el músculo protesta. Ayer salía de la estación de esquí, de Port del Compte, con una cierta inquietud por las circunstancias: el piso, el hielo, el tráfico, la hora de llegada. Al cabo de ir apropiándome o reconociendo el paisaje del Pirineo y padecer las subidas y las bajadas caí en un ánimo distinto al del embudo de Vielha, que era simplemente triste.
¿Sería ahora el lustroso sol de invierno o la nieve azul acabada de caer o mi confiado (y lento) ritmo o era la espera del saludo de los míos, al volver ellos de la estación de esquí, cansados también, quien me mantendría constante? No había duda. Sabía bien que el saludo ahuyentaría al viento castigador y aliviaría la conciencia del dolor del tiempo.
Inicia las maniobras de aterrizaje el avión sobre el aeropuerto a Bruselas. Las piernas me han dejado de molestar.
Saludos a: Rosa, Raquel, Irene, Merche, Geli, Maica, Berta, Adrián, David, Kike, Max, Manuel, Jordi, Juan y Manolo.
2 comentarios:
Veo que el vuelo a pesar de todo fue bien. Ayer estuviste presente aunque ausente en la presentación de mi madre que además fue muy chula. Muchos recuerdos de David Castillo que hizo una presentación de lujo. Por cierto te has olvidado de tu colega Adrián, así que en la próxima nómbralo por lo menos. Hasta pronto.
Gracias Merche
Había puesto dos veces a Juan: un lapsus. Ya está todo arreglado
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