Correr es como ir en un túnel al aire libre, un túnel abierto en el que extrañamente se ven las calles, las personas o el paisaje mientras trotas, jadeas y recuperas. Escribir es meterse en otro túnel, normalmente blanco, en el que no se ve el contorno hasta el final, en el lugar de la luz escrita. Conocer, ¿conocer?, la piel de las ciudades y de los sitios es como verse de otra manera. Más rápida, más relativa, más superficial, claro.
"De visita, como si dijéramos" es lo que hacía Carmen cuando iba a Roma a visitar a su hermano. Esto es lo que yo que hago cuando me pongo el pantalón corto y salgo entre las calles o entre los parques. Ocurre que a veces las visitas se repiten y entonces lo que hago es recorrer, como me pasó en el Buen Retiro el mes de abril. De eso iba a ir este texto,pero no va a ser así.Aunque no lo parezca, aquí no hablo de mí, sino de ese que corre y esa fue la intención inicial del Túnel de Cristal. Últimamente ese estaba exhausto y por eso no escribía. Pero he aquí que en dos semanas recibo mensajes de sendos amigos donde sin sutilezas apelaban a mi vaguedad blogera. Mejor dos que cero, ¿no?¡Ah, el público inmisericorde, la inmensa minoría que celebran los hipócritas y los henchidos de sí mismos!¡Horreur, mamá, tengo un compromiso para con un público!Grave responsabilidad que voy a atajar con una firme decisión que pongo por escrito: cada semana de aquí al mes de marzo del año que viene irá cayendo una breva actual o pasada para disfrute de los lectores, enseñanza a los legos, ilustración a los ignorantes, redención a los perdidos y conmiseración a los piadosos.De visita, como si dijéramos, vaya, la inmensa legión de lectores seguirá siendo abrasada por el temple de mis cogitaciones leves.Mayo 2008
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