Antes de alcanzar la Carretera o Camí de les Aigües, uno de los templos, sino el máximo, de los corredores de Barcelona: un templo in extenso se entiende, con piso de tierra, agua más o menos regular, alguna sombra y vistas sobre el mar y la famosa ciudad, oía la radio en el coche. No eran las 9 de la mañana y cuatro contertulios elucubraban sobre las formas del amor y la evolución de las relaciones humanas. Se expresaban con voluntad literaria, esto es con alguna que otra palabra poco utilizada, echaban mano de citas, buscaban un cierto "epatamiento" y alguno hasta engolaba la voz al estilo Umbral. Eran jóvenes y se percibía que estaban en el proceso de “vivir de” o por lo menos de “ser considerados como” escritores. Eran inexpertos con los conceptos pero felices con la palabra. Al acabar mi ejercicio ya no estaban allí, eran otros los tertulianos. Yo estaba cansado y contento y me acordaba de ellos como de Chris Isaac, que me había acompañado durante mi trayecto. Un Chris Isaac en sazón, el del “Blue Hotel in the Lonely Highway”, el clip con la moza de la foto y la melifluidad atemperada. Pensé en los futuros escritores y en el cantante y en los sueños cumplidos y después me descubrí calculando mis ridículos registros. Me consolé pensando que había estirado bien y que al llegar a casa las pillaría en el desayuno y que dormiría del tirón. No me acordé de ninguno de ellos al conciliar el sueño pero aquí estoy dando cuenta a la mañana siguiente. La envidia es tiña verde o amarilla.
Camí o Carretera de les Aigües. Barcelona. 1-01-07
Blog de Fotografía
Hace 3 años
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