Sé que después de tanto tiempo ya puedo correr más de una hora. Las rodillas, las choquezuelas de Sancho, responden. Se tiene que recuperar el tono muscular, hacer minutos, volver al sacrificio y a comprimir los horarios. La vida que he añorado tanto y que me espera de nuevo.
También sé que ni la fuerza ni la ilusión son las mismas. Ya conozco los límites y sus caminos. He escrito durante 5 años sobre correr y he procurado no hablar de ello sino de lo adyacente, de lo que se va después de cada vez me pongo unas zapatillas.
Ya está todo dicho.
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