28.10.09

El higuerón. San José de Costa Rica



Oscar Wilde decía que odiaba las vistas porque " they were only made for bad painters". Cuando aparecen al despejarse la persistente niebla sobre el cráter volcánico del Poás, nos engullimos la soberbia y sacamos la cámara cual japonés prototípico. Costa Rica es la tierra de los más de 100 volcanes, de la naturaleza ubérrima y accesible, de los nuevos mitos de la sostenibilidad, etc. Costa Rica podría haber sido un sueño de trotes sobre caminos selváticos señalizados y esquivar raíces, serpientes o perezosos en su toma de contacto terrestres como el de la foto.

En San José, el higuerón es una referencia real para los conductores y a la vez un ente inexistente. No es exactamente como el Espíritu Santo (ese gran olvidado en las últimas doctrinas eclesiales) porque a diferencia de este, el árbol higuerón siempre había estado presente y tangible. Simplemente, fue sacado de raíz. Pero sigue vivo para ellos porque lo nombran todavía en el sistema que tienen para orientarse. Así, yo trabajaba a 200 m Norte y 200 m Este del Farolito. Para ir a un sitio se ha de calcular en metros metros, conocer dónde están los puntos cardinales y a su vez retener donde están los lugares que orientan, en su caso el Farolito.
Me imaginaba entonces corriendo en ciudades desprovistas de calles y de números, en calles y plazas siempre iguales, regulares, imposibles de recordar pero en las que resulta imposible perderse. Me imaginaba una ciudad con solares vacíos, abiertos. En este país solo podía soñar en selvas y ciudades inexistentes y en buscar las mejores vistas posibles, aquellas que no perciben los malos pintores. Las descubrí en el televisor, en Matsui y en Rodríguez y las series mundiales, en la mala conciencia de las emociones de prestado.

1 comentario:

Kembly Aguilar dijo...

Ya lo dijo Frida:
"Pies para qué los quiero... si tengo alas pa' volar!"
Gracias por las observaciones, esta bueno verse desde afuera al leerte.