29.5.07

Venezia


El día antes, perdía la exclusividad. Pordenone, que es una ciudad del Friuli, que está cerquita de Trieste, la ciudad del prócer de Mitteleuropa, de la Italia Austríaca o de la Alemania mediterránea, de Claudio Magris en definitiva, mantiene a la vez el legado renacentista y el fascista en un centro histórico como tantas otras ciudades desconocidas para nosotros: l'Aquila, Biella y cosí via. Disfrutando de esto y del puente sobre río de aguas nítidas, me topo con uno con los que trabajaría después.Me recomienda en un suave acento colombiano el paso adecuado. Poco después veo a otro del grupo paseando a temprana hora. Tras el desayuno, los comentarios y como toda pérdida de virginidad, un cierto reparo que no tuve al día siguiente sumergido en el escaparate del anonimato. Venecia es una ciudad sabida, consabida y deformada por su escenario y por el imaginario. Así, si alguna vez encuentras el cielo claro y un reflejo azul en sus aguas, un remoto recuerdo del Canaletto, es otra candidata al desfile de lo manido y de lo bello también. En mi ruta van apareciendo medios parques, zonas posiblemente indígenas, un mercado, una posible conversación en dialecto. Las sensaciones son reconocibles, comunes y domesticadas. Todo lo contrario que el día anterior, cuando por la tarde redescubría la verdadera dimensión del slow food al comprender que las pizzas debían ser ideológicamente compactas: reconocibles en suma.

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